martes, 22 de junio de 2010

La pelota no se mancha.

Es inevitable, no hay vuelta que darle, simplemente es así. El momento más esperado durante cuatro años está flotando en el aire, arrastrando sonidos y colores. Al caer la tarde, el cenicero está repleto, la bandeja deja indicios de una cruzada gastronómica,- y no nos sentimos llenos, sino que falta algo, no podemos esperar hasta que el sol vuelva a repetir lo de todas las mañanas para ver como veintidós tipos corren, cantan, gritan y se transforman en guerreros defendiendo una bandera y un sueño atrás de una pelota. Pero, los hombres somos seres muy sencillos, cerveza, fútbol y mujeres. No estamos tan lejos de aquél obrero alemán que describía Marx, el cual precisaba como una suerte de “necesidad básica” la cerveza luego de horas en las fábricas de Manchester. Sí, somos seres insípidos. Retomando lo anterior, y dando por obvio que la cerveza estuvo, está, y estará siempre en diversas situaciones que vinculen fútbol y mujeres; ya tenemos mucho fútbol, motivo por el cual todo cae y recae en lo que gira alrededor de una pelota. Seguramente estoy durmiendo poco, picando mucho y quemando ojos y puchos a centímetros del televisor, viendo como juegan estos, como se mueven los técnicos y como lo que se cree y lo que sucede va apareciendo pase a pase, minuto a minuto. Después de todo esto, ya no sé si las frases se unen, no sé si puedo concluir las frases, no sé si… En síntesis, vamos a hacer una guía con las mujeres que te cruzás, para que sepas como vienen en época mundialista, dependiendo su nacionalidad. Por ejemplo, te metiste a un bar a hacer tiempo, mirás el reloj que marca las once de la mañana, y en la tv se vé un verde profundo, se escucha un zumbido extraño (no es la transmisión, son las malditas cornetas que tocan sesenta mil personas durante noventa minutos- problema de los antropólogos y la cultura), y está por jugar España. Vas a tener el típico dilema de la diferencia horaria: ¿Qué hago?- “Promo de café con medialunas o cerveza con maní…”. Es digno de Shakespeare, te entiendo. Supongamos que en la mesa de al lado tenés dos gallegas pintadas de colorado y terminás entre cerveza y frases como “venga tío”, mirando el partido. No ignores que la selección española es “la furia”, y toca y toca, así que, si tenés éxito, vas a querer conocer Barcelona en época de Eurocopa, eliminatoria o vaya uno a saber qué. Si la situación se te dá con unas tanas, yo que vos me pido un café y me separo. Raspa y raspa, no te dejan entrar con excusas y demás, un catenaccio sentimental: ¡rajá pibe! En el caso de que dos garotas estén de paseo por tu zona, baila, grita, y tomá lo que puedas, total son pura zamba y movimiento, son así. En el caso de que “la celeste” esté cerca, tené cuidado, porque si te agarran, con un termo bajo el brazo y una energía eterna, no vas a poder respirar. Como en todos los casos, puede que no te toque “el 10”, pero, te vá a jugar a fondo durante toda la acción- si la contás, felicitaciones. No veas los partidos con alemanas, porque se te vá un sueldo en cerveza, no lo vas a poder creer. Finalmente, ¿para qué hablar de las argentinas?- está de más. ¿Quién juega ahora…? Dale, vamos.

lunes, 7 de junio de 2010

Gozar 2.0

Vivir. ¿Qué entendemos por vivir? Ya cayó la tan conocida y explotada frase que tiró René Descartes mientras se fumaba un pucho; ya no pensamos para existir, ahora todo corre por gozar, la satisfacción manda. Innumerables autores, filósofos, pensadores; simplemente llamémosles intelectuales,- apuntaron hacia el motor de la vida, intentando resolver qué es la vida, cuales son los objetivos, los motivos y demás: tenemos que focalizar en las pasiones. Entonces entramos en el problema de que significa “vivir”. Si ahora gozamos para vivir, creo que la satisfacción queda lejos, nosotros estamos en la caverna mirando las sombras del placer, pensando que las tocamos, que las sentimos, pero quedan ahí flotando, son sombras, ilusiones en parte. Tenemos que combinar la obligación y el placer en veinticuatro horas,- cada vez que pienso en eso me viene la música de “Misión imposible” acompañando todo lo que trae un día de la vida. Miles de libros, de discos, de películas, de cervezas, de asados, de cigarrillos y cualquier encanto que le parezca van a quedar flotando en la nebulosa del condicional en los obsesivos, en un cajón de cuentas pendientes; los intereses podrían ser dolorosos. Hacemos innumerables cosas/obligaciones, pero entre ellas, están aquellas que remontan al ocio (no tomamos “ocio” como la búsqueda intelectual, sino como un sinónimo de diversión), pero no sé si logramos encontrarnos entre tanta luz artificial, creo que el placer también tomó un papel ficticio con colores de neón, bajo pantallas falsificadas, en un mundo que dejó de respirar. ¿Ché, no disfrutás? Sí, existe el placer de lo imprevisto, el de una mañana de sol, el de una charla llena de anécdotas- evitando toda esa cáscara que impone lo neo- una cápsula hipócrita repleta de banalidades con sonidos de máquinas y ultra-bajos que te atraviesan, lejos del recuerdo de una guitarra y una voz que podían desarmarnos. La luz rebota, la música atraviesa los cuerpos, volvamos a lo de antes, no propongo una contra hegemonía, un rechazo del hoy o una revolución retro; tan solo combinar lo que hace bien en el imaginario colectivo, buscando el goce real, eso que parece ficticio en tiempos donde lo virtual es todo y lo natural cae como si fuese arcaico.
Mirá el naranja de arriba,- ¡qué buena música la de las hojas en el viento! ¿Escuchás?

*(Feliz día del Periodista)

jueves, 3 de junio de 2010

Invierno Mundial

El otoño empieza a despedirse, bostezando con fuerza, esperando marcar tarjeta y desaparecer por un año; no está mal ese laburo supongo, seguramente está en blanco, cobrará aguinaldo, vacaciones pagas- tres meses “full-time” y después descansa otros nueve. El invierno comienza a despertarse, a acondicionar su oficina con jarras y jarras de café, hornos microondas y mucho blanco. Sí, el será invierno pero no gil, también pasa frío. ¿Cómo repercute esto en nuestra vida de todos los días? – Este año es diferente, el invierno abre sus puertas con otro panorama, uno que se repite religiosamente cada cuatro años: el mundial. Retomando la pregunta anteriormente planteada, vamos a tener un invierno interesante. No quisiera entrar sencillamente en la categoría de “machista”, pero simplemente lo definiría como algo social, algo que vamos a padecer durante un mes. Prepárense, se acercan tiempos donde van a reinar caras lívidas, un fuerte pero seductor olor a cerveza durante la tarde y un éxito de fiambres, papas fritas y demás condimentos que se definen como “picadas”. Tenemos que sumar las consecuencias del invierno que sobre-caen en la vida diaria: el tiempo se desmorona con más velocidad, ya que moverse pasa a ser un esfuerzo sobrehumano: salir, tomar un colectivo, llegar, estar, volver, todo demanda un arranque pensado, como calentar el motor. ¿Qué más? ¿Seguimos mirando lo negativo de esta estación? – Sí, el vaso sigue medio vacío. Tenemos que caminar con “alguien” encima nuestro, cada vez el frío es más fuerte, más agresivo (calentamiento global o lo que fuese que digan los científicos o profesionales similares), entonces debemos cargar “x” cantidad de prendas sobre nosotros, para sentirnos “protegidos” de esos latigazos que corren en la calle. Todo este malestar de cargar y de expandir nuestro cuerpo, nos llevará a los movimientos más tontos que podamos realizar. Por ejemplo, el colectivo o el subte en hora pico, será una lucha, donde debemos esperar que gane Argentina en el mundial y que la gente esté de buen humor, sino estaremos a la espera de una guerra de insultos, empujones y demás. Consejo: piense dos o más veces antes de hacer un movimiento, recuerde que su cuerpo se esconde varios centímetros bajo sus prendas, por lo cual, no es su cuerpo. Agregue el dato de que por sobre todas las cosas, el ser humano hombre, (el más similar al mono le aclaro, por si usted no se puso los anteojos ese día) cuenta con pocas horas de sueño y altas dosis de comida y cerveza por causa mundialista.
Esperemos que Argentina llegue lejos en la expedición mundialista, que el frío no sea tan bravucón, y que podamos seguir viviendo en sociedad. Ché, cerrá que hace frío!



(El frío corre mucho más allá del humor “burgués”, hay muchas personas que no tienen la suerte de tener un abrigo, una manta o demás facilidades que hacen que el invierno pase a ser una estación melancólica/nostálgica. Si podés, ayudá al que duerme en tu esquina, el pibe que pide monedas todo el día, o alguno que veas o tengas en vista con un café, un abrigo, lo que sea.)