domingo, 25 de julio de 2010

Romance vanguardista-

Vanguardistas del interior, dejando salir la novedad, aquello que parece nuevo pero siempre estuvo, en principio pasa a ser llamado “de culto”, para romper con algo “pop” y figurar en todas las clases, en los ámbitos más remotos. El romanticismo se transforma, como todo lo que se recicla y/o se reconstruye, pero siempre poniendo como actor principal a los sentimientos. No interesa realmente, pasa a ser una suerte de anécdota histórica el camino de dicho movimiento, donde particularmente rescataría la “exaltación del yo”. No vamos a ingresar a un terreno de tiempo y suicidio, sino que vamos a ir al centro, a lo que popularmente se construye y se desarma. ¡Cómo gira el sentido! Las palabras están devaluadas, la gente dispara sin comprender que la retórica lastima, penetra y descansa en el fondo de la cáscara. Pero retomando lo anterior, eso que denominamos popularmente romance se convierte,- ahí se esconde la magia. Lejos de los clichés de un romance, repleto de locuras y demás costumbres y/o arrebatos del corazón. No está mal una cena entre velas, vino y aromas, una tarde de llamadas y mensajes lamentando la distancia pero manteniendo “virtualmente” una presencia invisiblemente verdadera, con tonos de recorridos y realismos palpables. En viaje hacia lo “under”, bajando escalones, lejos de infiernos pero cerca de realidades, donde a veces te podés cruzar con la materia en estado puro. Un choripan en costanera, sintiendo el río ir y venir incansablemente, mientras la orquesta de motores y sonidos urbanos te rodea. Aviones subiendo y bajando, produciendo sueños de escapar, invitando a poner banderas en la imaginación, y fantasear con las alturas y las distancias. No importa si es de noche o de día, simplemente estar. Una sensación similar podrás sentir con unas cuerdas sonando en alguna esquina en plena semana. Caminar por la vereda del sol, sabiendo que tu día terminó, llevando un paso tranquilo y desprolijo. El romanticismo no tiene la necesidad imperiosa de necesitar dos fichas para poder jugarlo, sino que uno puede experimentarlo solo, aunque llega a niveles infinitos y por minutos en calidad de perfección cuando dos son los que representan este movimiento.

domingo, 18 de julio de 2010

Línea

Vida y muerte. Empezar y terminar, los dos puntos que forman la línea. En el medio de la línea pareciera que solo queda nada, un trazo negro, que une un punto con el otro, y el trazo concluye. Imagínense un muro inmenso, rozando la frontera de lo infinito, donde las líneas están ahí, algunas más largas, otras menos, otras efímeras, y por ahí, entre tanto blanco y negro, te encontrás. Tu raya tiene el punto de inicio, pero no tiene su punto final. Sí, sos vos esa línea, ese trazo negro es tu vida, indiferente, distante. Es extremadamente fantástico encontrarse frente a ese muro, que deja de lado toda cuota metafísica y es la realidad reflejada, donde uno vé realmente lo que fue y lo que es de la vida, simples líneas indiferentes, donde cualquier Narciso cae muerto y rendido al no verse superior a otras líneas, a ser “uno del montón”. Todas son idénticas, pero la línea tendría que ser ancha o angosta según lo vivido, no es necesario vivir muchos años para vivir mucho. Todos los días hay magia, comienza algo y acaba lo otro. ¿Cuántas flores estarán despertando ahora? Un sin fin de corazones cayendo sobre el pavimento en este momento, víctimas de un “no vá más”, mientras vos largás humo un beso está explotando bajo un techo de chapa, acompañado de un ritmo constante, seductor, esa percusión de la pulsión natural, la fusión de gotas y tablas, cuerpo y tacto. ¡Qué increíbles son estas líneas! Todas juntas, todas diferentes. Un sin fin de puntos de partida, con diferentes tamaños, con formas extrañas que no se conectan, equidistantes en el paredón de la historia. La diversidad del todo, todo para todos, seres igualmente diferentes. El mundo vá a seguir dando vueltas, como vos, como yo, como todo lo que necesita un poco de vértigo para seguir adelante. Festejar lo mínimo, celebrar que alguien encontró una moneda tirada, que un plato de comida está donde no estaba, que un “te quiero” sea sincero, que un “si” sea habitual. Prestame el marcador que hay que seguir trazando cosas nuevas.